Del cuádruple sendero de los chamanes -sanador, guerrero, vidente y maestro- me ocupo hoy de presentar al Sanador, el aspecto del chamán más ligado a la ATENCIÓN AL CORAZÓN y lo que tiene SIGNIFICADO Y SENTIDO.
Está asociado a: la dirección SUR, el elemento TIERRA, el recurso humano del AMOR, la meditación tumbada (la más adecuada a la sanación), la forma de vida desde la PALABRA JUSTA y el poder de PRESTAR ATENCIÓN. Su bálsamo sanador es contar historias de sabiduría, el instrumento privilegiado para ejercitar la sanación es la VIBRACIÓN DEL TAMBOR y la estación que le corresponde es la primavera.
En las culturas indígenas el sanador representa el principio de prestar atención a lo que tiene corazón y significado. Está presente en todos los seres humanos, lo sepan o no. Los sanadores de las grandes tradiciones reconocen el poder del AMOR como la fuerza curativa más importante. Con el corazón cerrado estamos a la defensiva, con resistencias a la vida y miedo a ser herido.
El remedio es ABLANDARSE y abrir de nuevo el corazón con CORAJE, que deriva del francés Coeur. Sanarse es re-aprender la confianza en la vida. Y ese abrir implica necesariamente trabajar con las defensas egoicas que se crearon para «minimizar» el impacto de las situaciones dolorosas en la primera infancia, fundamentalmente, e incluso hasta la adolescencia. Con el andar de la vida, esas heridas se reactivan, cuando las circunstancias tocan esos espacios internos no sanados. Sólo si nos abrimos a experimentar el dolor pendiente y a atravesarlo podemos sanar la vieja herida aún activa… aunque en muchos momentos parece que no lo esté, todos los tramos en los que lo que está ocurriendo en el presente no «toca» las fibras sensibles de ese lugar dolorido. Cuando se dan experiencias que tocan directamente la herida, la mayor parte de nosotr@s necesitamos del acompañamiento de alguien que haya recorrido y sanado ya esos caminos internos tan vulnerables y sensibles. Y ahí cobra importancia y pleno sentido el papel del sanador como guía amoroso e inteligente en los tramos más difíciles del camino interno.
Los sanadores de toda cultura son los que abren su corazón al Amor, al arte del Reconocimiento, la Aceptación y la Gratitud.
No todas las personas inician ese camino y menos seres humanos aún son persistentes en él, a pesar de que toda persona que no presente rasgos psicopáticos importantes tiene la capacidad para transitar ese camino tan ligado a la afectividad y la valoración de lo que sí tiene valor. Por lo tanto, también a la discriminación entre lo que sí lo tiene y lo que no. En nuestra cultura los sanadores corresponden a los terapeutas, enfermeros y médicos… de vocación. También a l@s pedagog@s y maestr@s que innovan en sus métodos de acompañamiento a los niños y adolescentes enfocando los intereses legítimos de estos y la importancia de la afectividad en la educación (educere= sacar lo mejor de uno mismo) y el aprendizaje.
2 respuestas
Cuánta razón, aunque no se necesita, reconforta encontrar un camino cómodo, apacible, ….a veces las psicopatías pueden afectar al sanador, cuando creo que se funde en el otro para comprenderlo, hay lugares donde mejor no entrar pero se ha de ir con confianza, creo que aparte del corazón está el arte y confianza, sobre todo La confianza,…hay que abrazar esta palabra cada día para dar y recibir lo mejor del universo, lo tenemos pero se ha de invocar para que del simbólico pase al sensitivo y de ahí que podemos decir si es real y verdadero o al menos duradero
Gracias, Mayte. Sí, ciertamente, la confianza se ha de invocar o, al menos, recordar.
Y recordar también que cuesta el mismo monto de energía confiar que desconfiar… en un@ mism@. Pero el resultado de la confianza es liberador y el de la desconfianza nos limita más. También es importante reconocer y dar espacio a la energía de desconfianza: cuando aparece es necesario discriminar si es puramente paranoica (difícilmente lo es al 100%) o si tiene algún mensaje protector para nosotr@s en sus entretelas.